comunicado #18



El Shanghai itinerante…


A lo largo del siglo XX hemos visto como se transforman las ciudades, las grandes urbes que se reajustan y compiten a los nuevos órdenes económicos y políticos globales; y son éstas las que nacen de los imaginarios de los arquitectos, políticos y los mismos habitantes… todos como un conjunto de ciudadanos de múltiples pensamientos e ideas que gritan y luchan entre el concreto y el asfalto para sobrellevar la dureza del entorno.

Shanghai no es más que una serie de retazos urbanos burdamente cortados y pegados que –en mi opinión- ha sido en parte el origen del caos urbano de la ciudad, siendo una de las megalópolis más importantes de Oriente a nivel económico y esto a su vez se convierte en ciudad de paso para muchos occidentales y orientales también que buscan entre el caos una alternativa y posibilidad de vivir de manera itinerante. Tratar de entender a Shanghai es complejo, su comportamiento no es como un sistema urbano occidental (un tanto estático y funcional) con el que podamos comparar, es más bien un cuerpo dinámico lleno de pequeños y grandes sistemas lo suficientemente sensibles que cualquier mínimo cambio en su ‘metabolismo’ hace que genere resultados inesperados y sorprendentes, algo así como una Teoría del Caos aplicada a las ciudades.

Lo sensible de esta estructura urbana ante la drástica y acelerada occidentalización, aun más notoria al ser sede de la Expo Universal de 2010, muestra a una ciudad que pese a su desarrollo en infraestructuras de tipo vial, de servicios, de servicios y espacios públicos; es vulnerable y débil ante la densidad de su población (de casi 20 millones de habitantes) y la cual en su mayoría es itinerante lo que genera un inexistente ‘arraigo’ y/o ‘cultura ciudadana’ que exalte las complejas comodidades que la ciudad pueda llegar a ofrecer.

Acercarse y vivir en Shanghai es una experiencia enriquecedora, vivir una ciudad de nadie, muchas veces desierta, entre el bombardeo continuo de publicidad de Louis Vuitton y Rolex, de motos, bicicletas y coches, de enjambres de chinos que atestan las calles… el vivir (ver pasar los días y las noches), la convivencia diaria con la ciudad te hace ser parte de nada pero estas en medio de todo, de sentir los ritmos, las pulsaciones, el olor a soya, el vaho del ginebra barato en los bares, el frio (lluvia con nieve de Tito Puente), de lo incomprensible del mandarín… en fin, el amor y odio que sientes después de 5 meses de vivir allí!


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Julián Baena
(corresponsal invivitado en Shanghai para la Expo 2010)

para Arquitectura Guerrilla

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